Artículo en Tribuna de Última Hora del Vicepresidente Miquel Torrens: “Una receta microeconómica; vida normal”.
La situación que nos toca vivir no deja espacio ni tiempo para muchas alegrías. Empresas y trabajadores agonizan en muchos sectores y la preocupación severa se ha instalado en muchas familias. Esto sería y es una visión realista, no pesimista ni desmotivadora sino real. No quiero huir bajo ningún concepto de lo que me toca vivir como empresario y lo que vivimos en PIMEM cada día. Son los peores momentos conocidos para muchos y la crisis económica, sanitaria y social en la que estamos inmersos no parece que se vaya a resolver en los próximos meses. Pero este primer argumento de constatación más que de opinión, ¿debe mantenerse en el futuro? Mi opinión es que no y la defensa que hago del vivir y convivir con la realidad quiere ser una invitación a que entre todos no paremos máquinas y sigamos en movimiento.
Bajo el punto de vista de PIMEM serían muchos los argumentos y contraargumentos, críticas y alabanzas (no muchas) que se podrían hacer a los gobiernos de Palma y de Madrid en este artículo. Tenemos toda la información necesaria para hacer radiografías sector por sector e institución por institución pero, ahora mis palabras quieren dirigirse a la sociedad, a la llamada opinión pública.
Las empresas como es sabido necesitan del consumo, no hay proyecto sin la confianza del comprador. En estos momentos son muchos los escenarios que pueden desanimar la actividad pero precisamente la no actividad, la no relación o la anormalidad que hemos vivido hasta ahora se convierte en el principal obstáculo para, como decía antes, mantener la máquina en marcha. Desde la realidad, la concienciación y la responsabilidad debemos, en la medida que nuestro bolsillo lo permita, hacer vida normal. Es el momento del consumo consciente donde nuestras compras (como hacíamos antes) son el combustible necesario para seguir caminando, a una velocidad más lenta, pero caminando. Quiero, y queremos desde PIMEM, animar al consumidor a que siga haciendo su vida (dentro de sus posibilidades y precauciones) para que todos aquellos que subimos y bajamos barreras podamos seguir manteniendo nuestros trabajadores y nuestros sueños de seguir adelante como pyme.
Nuestro principal sector económico el turismo sufre como no lo había hecho nunca y a nivel internacional, no sólo balear. No sabemos si las cosas volverán a ser exactamente iguales que antes de la llegada de la COVID-19. Se apunta a cambios pero, como es lógico no desaparición. Estoy seguro que nuestra isla más pronto que tarde volverá a ser el destino preferido y deseado de muchos europeos. Estaremos de nuevo en movimiento y la actividad que generan nuestros visitantes volverá a crear puestos de trabajo. Hay que ser prudentes en el cómo se desarrollará pero, seguros de que volveremos a disfrutar de sus estancias. Mientras esperamos esta desescalada de restricciones, corredores seguros o una temporada lo más cercana a la normal, es necesario seguir un ritmo de actividad que nos permita llegar en la mejores condiciones a la temporada alta y eso pasa por seguir haciendo las cosas con la máxima normalidad.
No quiero con estas palabras llevar un falso optimismo a ningún hogar, ni ser pretencioso en mis deseos de consumo y mucho menos frivolizar con el panorama que vivimos todos. Mis opiniones, como vicepresidente de PIMEM, buscan transmitir la idea que no podemos parar en seco, no podemos olvidar nuestra estructura económica y comercial tal como está montada sin pensar en las terribles consecuencias. Seguir teniendo un comportamiento activo con el consumo es parte de la recuperación, es parte de la capacidad que le aportamos al tejido industrial de Mallorca a la hora de aguantar el terrible golpe de la pandemia. Sabemos que la cosa va para largo y debemos estar preparados para una convivencia constructiva.
En definitiva quiero que esta breve reflexión hecha por un pequeño empresario y trabajador a la vez, sea entendida desde la innegociable necesidad de cumplir con las normas de seguridad, desde el llamamiento a la responsabilidad individual pero, desde la necesidad de recuperar la confianza en el consumo local, en nuestros comercios, en nuestras marcas en definitiva, en nuestro tejido productivo que tanto lucha para seguir adelante. Estamos y saldremos de ésta. Como decimos en PIMEM; “Junts som més grans”.